La tala de árboles, RepentignyLa tala de árboles no suele ser lo más agradable para un propietario. No es de extrañar, ya que los árboles mejoran nuestra vida cotidiana de muchas maneras. Basta con experimentar el frescor de una hoja en plena ola de calor para saberlo. Ni que decir tiene que su presencia aporta otros beneficios... Bloquean el viento, proporcionan intimidad, atraen a los pájaros... Incluso nos ayudan a relajarnos... Por eso, tener que talar un árbol puede parecer cruel. Pero hay veces en que no podemos evitar esta acción definitiva. ¿Cuándo? Veamos algunas de estas situaciones.
Árbol muerto
Talar un árbol es la única solución cuando uno de sus árboles está simplemente muerto. Sus ramas secas se rompen con facilidad o las más pesadas pueden caer sin anunciarse. Un transeúnte en el momento fatídico o alguien que tropiece con ella después de que la gran planta haya caído puede resultar herido. Si el derrumbe se produce en un tejado, las complicaciones subsiguientes tampoco son agradables. Lo peor sería, obviamente, que el incidente causara una muerte. Y lo que es menos grave, hongos o insectos pueden invadir el árbol seco y sin vida. Entonces, por desgracia, hay que talar el árbol.
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